Es el resultado de un cambio súbito en el equilibrio psicológico de la persona. Este cambio se percibe como negativo y cambia la forma en la que nos sentimos, actuamos y pensamos. Se presentan respuestas de alta intensidad. Son desencadenadas por circunstancias que se leen como amenazantes.
Físicas: Dolores, alteraciones del sueño, problemas gastrointestinales.
Emocionales: Ira, culpa, miedo, ansiedad; también, aunque es ,podemos encontrar personas que se encuentren en estado de shock, negación, o simplemente muy calmadas.
poco común
Pensamientos: Enfocados hacia un futuro pesimista, dificultades en la concentración y una dificultad en la resolución de problemas.
Comportamientos: Gritar, llorar, estado de shock.
No hay un tipo de manifestación mejor o peor que otra, todas son válidas y transitorias.Lo importante es atender de manera inmediata las situaciones que presenten un riesgo para la persona en crisis o su alrededor.
¿Cómo prepararte para intervenir en una crisis?
Oriéntate con objetivos precisos